
DE NADA ME ARREPIENTO
Entre espinas he hecho mi vida,
no he de negar que llegara a mí,
algunas florecillas silvestres como halagos,
sí, su valor, porque inmensamente,
llenó todo mi espíritu, no sentí nunca el estar vencido,
adorné mi rostro con la sonrisa más simple,
espontánea, sincera y abierta, di mis brazos,
entregué mis saludos,
el sol que creó ser más fuerte,
pude domarlo a la sombra de un arbusto,
que al creerme pequeño, fui más valiente.
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